FESTEJOS POR EL DÍA DE LOS ENAMORADOS

Lucila del Mar vivió una noche de romanticismo con Cesar Banana Pueyrredón

San Valentín culminó en La Costa con un espectáculo musical que recorrió los clásicos de todas las épocas, con melodías cargadas de amor y bruma de mar.

César Banana Pueyrredón cerró la noche de San Valentín en Lucila del Mar con un espectáculo musical que recorrió todas las épocas del músico y cantautor argentino, que lleva más de 40 años componiendo.

La música que hizo emocionar y enamorar a millones de argentinos, cerró anoche el festival del Día de Los Enamorados que la Municipalidad del Partido de La Costa impulsa desde hace cuatro temporadas.

El espectáculo abrió cerca de las 21 horas, con un recital de reggae a cargo de Intimuru, la banda local que lleva más de una decena de presentaciones en este verano 2012 en destacados escenarios de todo el Partido; luego, siguió en escena Alejo, cantante argentino de ritmo latino que triunfa en Centroamérica. El intérprete hizo algunas baladas que pusieron en clima y en movimiento al público expectante.

Pasaron también por allí el Ballet Internacional de La Costa, con una parte del espectáculo que ya presentaron en Europa, “Por vos Argentina”, con más de 20 bailarines en escena y coreografías de tango, folklore y circo.

Finalmente cerca de las 23.30 horas, según lo previsto, subió a escena Cesar Banana Pueyrredón, con toda la magia del recuerdo de las mejores canciones que hicieron emocionar y enamorar a más de una generación.

El músico y cantautor nacional le imprimió a la velada la cuota de romanticismo que todos estaban esperando, con canciones como Cuando amas a alguien, Mi buen amor, y Conociéndote que coreó la multitud desde la primera estrofa hasta la última.

También sonaron No quiero ser más tu amigo, Mas temprano que tarde, y hacia el final del show, el sentido homenaje al “flaco” Spinetta, como solo los músicos pueden hacerlo: interpretando una versión improvisada de Muchas ojos de papel, cantada como en un solmene murmullo por la multitud, y con la segura sensación de estar reteniendo en ese instante el legado del máximo exponente de Almendra.